Algún consuelo en tiempos de posguerra
En distintas ocasiones os hemos contado en este blog cómo sobrevivió el Mesón de Cándido a las épocas más duras del siglo XX. Hoy queremos recordar algo que nos contaba el Mesonero respecto a los años de la posguerra. Acababan de comenzar los años 40 y España se encontraba sumida en una ruina económica realmente profunda. Sin embargo, Cándido quiso recordar algunos factores positivos que ayudaron a nuestra casa a seguir adelante.
Justo después de la guerra, fueron convocados en Segovia una serie de cursos para los alféreces, tenientes y capitanes que habían ostentado esas graduaciones durante la contienda. Debemos tener en cuenta que aquellos cursos estaban formados por cerca de un millar de militares y que todos ellos recibían una paga. Si a esto le sumamos que los pases de fin de semana eran muy poco frecuentes, podemos afirmar que los cursos eran realmente positivos para la ciudad y su hostelería ya que los jóvenes gastaban dejaban su dinero en Segovia, donde la gente lo estaba pasando realmente mal. Además, los familiares de los jóvenes venían a menudo a visitar a los alumnos y eso multiplicaba las ganancias de los empresarios. Más adelante, cerca de La Granja de San Ildefonso, se montó el campamento de las Milicias Universitarias del SEU. Esto provocó que la ciudad de Segovia recobrase buena parte de su animación. Cabe destacar el día de la jura de bandera, una jornada en la que las calles de la capital segoviana se llenaban de gente venida de buena parte de España.
Al fin y al cabo, en tiempos tan difíciles como aquellos, siempre era necesario buscar algún consuelo y la verdad es que la presencia de aquellos jóvenes militares en la ciudad de Segovia y en sus inmediaciones ayudó al Mesón de Cándido a sobrevivir en buena medida.