Aquellas bodas en el Mesón de Cándido

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Dicen que, en algunos lugares, los enamorados sellan su amor con el filo de una navaja sobre la corteza de un árbol. Una grafía que conocemos todos, la del corazón, las fechas y los nombres de los amantes. En otros lugares, los enamorados abren un candado y lo cierran sujeto a cualquier lugar, arrojando las llaves y soldando así un amor que desean sea eterno. Nos han comentado que, en algunos lugares, por cuestiones de sostenibilidad, este tipo de actos ya no pueden llevarse a cabo. Pero no deja de ser una historia muy bonita.

En el Mesón de Cándido recordamos muchas veces a decenas de enamorados que elegían nuestros centenarios comedores para celebrar aquellas bodas tan segovianas. Algunas de ellas vestidas con la indumentaria tradicional y su montera en la cabeza. Unos trajes bellísimos que no desentonaban, pues los miembros del personal de sala del mesón estaban acostumbrados a vestir y actuar de ese modo al son de una entradilla del dulzainero. Aquellas bodas de esos enamorados hoy no tienen un candado sin llaves ni una muesca sobre un trozo de madera, pero están en la memoria y en el recuerdo de muchos de sus hijos y nietos que, aun hoy, cuando les recibimos, se sientan en la mesa y nos cuentan con emoción: “En este comedor se casaron mis padres y en aquella mesa me senté yo durante el banquete”. En el libro “Cándido, Mesonero de leyenda”, uno de los autores, Ramón Ayerra, hace referencia a las bodas celebradas en el mesón:

“Cándido había edificado una catedral y él era el Pontífice Supremo, y en calidad de tal oficiaba. La ocasión en que con más proximidad vi al Mesonero oficiar fue con ocasión de mi boda (…), en el banquete de ella, y partió con certeros golpes el cochinillo mientras pronunciaba las oraciones del ritual, y luego estrelló el plato contra el suelo, que al ser este de tierra no se rompió, y con ira el Mesonero destrozó el plato a taconazos, que nada podía contrariar las estaciones de su ceremonial”

A pesar de que ya no celebramos enlaces matrimoniales en el Mesón de Cándido, estamos orgullosos de haber formado parte de aquellas historias de amor. Bodas que ya forman parte de la historia de nuestro emblemático mesón y que nunca olvidaremos. Queremos brindar por todas aquellas parejas que se dieron el “sí, quiero” entre nuestras paredes y desearles toda la felicidad del mundo. Por ellos y por todos vosotros, ¡salud!

 

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