Cándido, el hombre que se puso el mundo por montera
La presencia de las Alcaldesas de Zamarramala en el Mesón de Cándido ya ha sido objeto de comentario en este blog en alguna ocasión. Vestidas con indumentaria tradicional, estas mujeres se encargaban de acompañar al Mesonero cuando recibía a grandes grupos de comensales y también salían a escena en el momento de partir el cochinillo. Muchos turistas –sobre todo extranjeros- ven en estas figuras femeninas la imagen más típica y genuina de las tradiciones segovianas, por eso desde que hicieron acto de presencia en nuestra casa, su imagen ha dado la vuelta al mundo gracias a las miles de fotografías de las que han sido protagonistas. Hasta tal punto son importantes, que a Cándido se le ocurrió conceder el título de ‘Alcaldesa del Mesón’ a las mujeres más distinguidas que pasaban por su casa. Una de ellas fue Sofía Loren. Otra, la turista once millones, Patricia Gray, en el año 1964.
La montera de este traje tradicional femenino ocupa un lugar muy destacado en el Mesón de Cándido. Hay varias piezas expuestas en una vitrina, a la vista de los comensales. Son antiquísimas, al igual que toda la indumentaria que todavía conservamos, y que ha sido cedida siempre a las alcaldesas que nos han visitado. La montera es una pieza singular y uno de los símbolos que distinguen a las segovianas. Se lleva sobre la cabeza. De color negro, su forma es triangular, a modo de mitra, adornada con bordados en el frente y borlones multicolores en los laterales. Su velo de encaje (la toca) cubre el pecho y la espalda.
La indumentaria típica es un valioso legado que tenemos la obligación de preservar. Afortunadamente, muchas poblaciones segovianas –e incluso barrios de nuestra ciudad, como Zamarramala- sigue vistiendo estas galas en las fiestas de mayor tradición. El mismísimo Cándido López aprovechaba las grandes ocasiones para ponerse el traje masculino, también cuando viajaba fuera de España con sus cochinillos asados. Camisa blanca, chaleco, pantalón de paño negro adornado con sus botones de plata, medias blancas caladas y un enorme sombrero redondo bien sujeto con una cinta a la barbilla. Cándido fue un segoviano de los pies a la cabeza. Un hombre que se puso el mundo por montera.