Come y bebe, que la vida es breve…
El insigne Mesonero, Cándido López, era un hombre de palabra, pero también de refranero. Es decir, siempre tenía una cita, refrán o dicho en la comisura de los labios. Para los muchos comensales que nos visitan desde el extranjero, sin duda les resultarán curiosas estas expresiones coloquiales, populares, que forman parte de nuestra riqueza cultural y lingüística. Por lo general, están cargadas de sentido común, a veces se utilizan como eufemismos, y son herencia de antiguas creencias o formas de pensar.
El Libro de Oro del Mesón, del que tantas veces hemos hablado en este blog, reúne buen número de citas de este tipo. Muchas están firmadas, de puño y letra, por ilustres comensales que primero comieron y después las escribieron. La que encabeza este post puede resumir lo que cualquier comensal llega a sentir al sentarse en nuestro Mesón. El dicho invita a la fiesta, al regocijo, a vivir cada momento en plenitud, el instante de felicidad que la vida nos regala, olvidándonos de los problemas, las preocupaciones y los sinsabores. Come y bebe, que la vida es breve. Pocos lugares hay en el mundo para cumplir este epicúreo mandato que en el Mesón de Cándido.