Comer, beber y fotografiar… en Cándido
Ang Lee firmó, hace más de dos décadas, este pequeño tesoro cinematográfico que se titula ‘Comer, beber, amar’, un fresco de la sociedad taiwanesa que refleja la cotidianidad de un cocinero casi retirado y sus tres hijas. Todos se enfrentan a los cambios de una sociedad que amenaza con socavar los valores de la tradición, incluso en la comida.
Sirva este apunte cultural para recordar la importancia de la tradición gastronómica de siempre, la que mantiene los guisos, los potajes, los asados y las materias primas primorosamente seleccionadas. La cocina popular española ha llegado tan lejos, que buena parte de su éxito también se debe a los millones de turistas que han visitado nuestro país y se han marchado de él con un buen sabor de boca. Como el anciano cocinero de la película, en lugares como Segovia seguimos luchando por mantener nuestras señas de identidad culinarias.
Pero los saludos y buenos deseos de los turistas que pasan por el Mesón de Cándido, raramente llegan a nuestra casa en el formato de una tarjeta postal, aunque a veces sucede. Lo más habitual es recibir, a diario, decenas de fotografías de nuestros platos, etiquetadas de mil formas distintas en las redes sociales. Porque detrás del #MesóndeCándido hay #platos #deliciosos de #cochinillo… y muchas cosas más.
Las fotografías de hoy no son como las de antes, esas que cuelgan de las paredes del Mesón de Cándido, bien enmarcadas, firmadas y en blanco y negro. La nueva era digital fotografía lo que comemos, pero también momentos felices y experiencias compartidas. Lo mejor de todo es que nuestros comensales se esfuerzan al máximo porque nuestros platos luzcan de la mejor forma posible, captando cosas tan difíciles como el brillo o la textura de lo que tienen sobre la mesa. Lo dicho: si te acercas al Mesón de Cándido, come, bebe y fotografía. Este pequeño oasis de cocina tradicional española seguirá muchos años más dando satisfacciones a nuestros clientes.