Cuando el Embajador de la Buena Tripa visitó el Mesón de Cándido
De entre todos los ilustres comensales que han pasado por el Mesón de Cándido, el de Coca siempre tuvo una especial predilección por los embajadores, pues cuando eran relevados en el cargo, la consigna que pasaba de unos a otros era esa que decía: “Vete a comer a Casa Cándido”. Sus frecuentes visitas eran recogidas en el Libro de Oro del Mesón, con firma e incluso dedicatoria.
En sus Memorias (Plaza & Janés, con primera edición de 1987), el Mesonero repasaba y comentaba el contenido de cada uno de los tomos. Y, junto a otras rúbricas, allí estaban las de los dignatarios de Dinamarca, Noruega, Egipto, Libia, Togo, Pakistán, la –entonces- República Democrática Alemana (acompañado el emisario de otros delegados parlamentarios de su país); Nigeria –junto al príncipe A. Bassoi-; República Dominicana, Nicaragua, Colombia, Brasil, Perú, Guinea Bisau, Chile, Australia, Venezuela y Japón. La nota curiosa se refiere a Israel, pues como las relaciones diplomáticas con España no se establecieron hasta finales de los 80, la firma se estampó en Suiza… pero la recibió el Mesonero en su casa. ¡Faltaría más!
También ha comido en el Mesón de Cándido el responsable americano, al menos está registrada una firma en el año 1978, la de Terence A. Todman, con una dedicatoria en inglés que dice así: “With our compliments and very best wishes”. Y hay una más, cuya lectura siempre arrancaba sonoras carcajadas al Mesonero pues, aunque casi ilegible, decía ser escrita por el ‘Embajador de la Buena Tripa’. ¿Quién sería de todos? No lo sabemos, pero una vez alguien dijo de ellos en el Mesón: “Cuando un diplomático dice sí, es quizá; cuando dice quizá, es que no; cuando dice que no, es que no es un diplomático…”. Pues que así sea.