El día en que Cándido contrató a Manolete en un lavabo

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Corría el año 1947 cuando el gran Cándido nos dejó otra de sus grandes anécdotas. El ayuntamiento de Segovia decidió organizar una corrida de toros con motivo de la fiesta de aquel año. A Cándido López, que había sido designado como miembro de la comisión de festejos, se le encargó contactar con Manolete para contratarlo.

Por aquel entonces, como explicaba el propio mesonero, a Manolete se le rodeó de una especie de leyenda y conseguir citarse con él era prácticamente imposible. Tras idas y venidas a la capital de España que no habían dado ningún resultado y tras muchas citas infructuosas, Cándido se encontraba en el Hotel Victoria, donde solía alojarse el diestro, cuando uno de sus mozos de espadas se le acercó y le dijo: “Miren ustedes: la única forma que tienen de hablar con Manolete es darme a mí cuatro mil pesetas”. A pesar de que, en un principio, pareciera mucho dinero, Cándido pensó que podría ser rentable ya que se ahorraría los viajes que constantemente debía realizar a Madrid. Aceptó la propuesta del muchacho, que les aseguró que Manolete se encontraría en “La Gran Tasca”. Las órdenes eran claras: no debían pedir nada ni hablar con nadie, tan solo tenían que preguntar por los lavabos, donde les esperaría el torero. Cándido siguió las instrucciones y, tras atravesar un pasillo largo y estrecho, abrió la puerta de uno de los servicios y allí estaba Manolete.

Tras largos días de búsquedas infructuosas, por cuatro mil pesetas y en un lavabo, al Mesonero Mayor de Castilla pudo reunirse con Manolete y contratarlo para la feria de Segovia. Cabe destacar que ese mismo año, una cornada de un miura acabó con la vida del diestro, por lo que su faena en nuestra ciudad fue una de las últimas del famoso torero. Un episodio más de la extraordinaria vida del fundador de nuestra casa.

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