El Mesón de Cándido y los bombardeos en Segovia
Si hay algo que se respira en los centenarios comedores del Mesón de Cándido es historia. Lo que ha vivido nuestra casa con el paso de los años es impresionante y muchos de los sucesos por los que ha pasado han quedado recogidos en la amplia bibliografía del Mesonero Mayor de Castilla.
Hoy queremos viajar a la época de la Guerra Civil, uno de los capítulos más negros de la historia de España. El mesón del Azoguejo seguía abriendo sus puertas día a día y Cándido se mantenía al pie de los fogones, a pesar de todo. El Mesón de Cándido era un continuo ir y venir de militares, incluidos altos cargos que dejaron su firma estampada en el primer tomo del Libro de Oro. Segovia no fue una ciudad que sufriera una gran cantidad de bombardeos, pero tampoco pudo librarse de ellos, al fin y al acabo aquello era una cruel guerra. Se construyeron refugios antibombas, pero, como explicaba el propio Cándido, “los bombarderos, por lo inesperado, impedían su debido uso en muchas ocasiones, por lo que te tenías que refugiar en el primer lugar que encontrabas”. Dos hombres resultaron heridos mientras trillaban con su mula. Menos suerte tuvo un anciano, que falleció por el estallido de una bomba en la carretera de Hontoria, nos contaba el Mesonero. La guerra no era cosa de bromas y el día a día se hacía bastante complicado.
En el Mesón de Cándido leemos estas historias y nos damos cuenta de la cantidad de vivencias con las que cuenta nuestra casa. En algunos casos, como este, muy desagradables. Pero queremos compartirlas con vosotros porque forman parte del mesón y estamos orgullos de pertenecer a un establecimiento centenario que resiste y resistirá bajo la estampa del acueducto segoviano.