La Entradilla, el sonido del Mesón Cándido
Pocos sonidos del folclore segoviano son tan inconfundibles como el de la dulzaina. No hay fiesta ni celebración donde no aparezca un dulzainero. Sin duda, es el instrumento más representativo de nuestra tradición musical. Y, aunque hay muchos nombres asociados al folclore segoviano, es de justicia recordar al gran Agapito Marazuela, uno de los grandes recuperadores e intérpretes del mismo. Hablar de Agapito es recordar el sonido inconfundible de la dulzaina, en general, y de ‘La Entradilla’, en particular, pieza de sonoros acordes con la que hacemos los honores al cochinillo asado cuando entra en el comedor sobre las andas.
De la clásica ‘Entradilla’ se han dicho muchas cosas, pero nos quedamos con la descripción que de ella hizo Agapito Marazuela y que hoy recoge el libro-CD editado por el Instituto de la Cultura Segoviana, que fue presentado en la ciudad de Segovia en época reciente. Se refería a ella como una pieza que, por si sola “simboliza la música de Castilla, especialmente de Segovia, Ávila y Valladolid”. Describe su valor rítmico, su inconfundible melodía y el carácter honorífico para quien la recibe. “Es danza de la suerte porque, después de celebradas las bodas, iban a bailarla a la puerta de la iglesia para dar suerte a los novios”, concluye el músico. Desde hace décadas, ‘La Entradilla’ forma parte también de nuestra historia porque es la melodía que siempre suena en el Mesón de Cándido.