Los secretos de Cándido, al descubierto

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Las escenas costumbristas que nos dejó Lope Tablada en el Mesón de Cándido permanecen en el mismo lugar que él eligió para pintarlas. Casi desde cualquier lugar puede ser admirada su obra, pues sus grandes murales llegan a ocupar paredes enteras o, como en el caso que hoy nos ocupa, la parte superior de una de ellas. Las pinturas suelen despertar la curiosidad de nuestros comensales, sobre todo cuando nos visitan otras nacionalidades, pues de este modo todos se hacen una idea de cómo era el medio rural de Segovia a principios del siglo pasado.

 

Rescatamos hoy la imagen de esta pintura, en la que aparece el Castillo de Coca bellamente dibujado. En primer término, dos hombres, ya doblados por la edad, visten indumentaria tradicional y uno de ellos porta una vasija, muy parecida a un modorro de vino. Cuando alguien nos pregunta por esta obra, ofrecemos todos los detalles, hasta donde nuestra memoria nos permite llegar. Y nos deshacemos en elogios cuando se trata de explicar la bella fortaleza de Coca, obra cumbre de la arquitectura militar mudéjar y gótica de la provincia de Segovia. La sorpresa es mayúscula cuando el comensal descubre que en esta población, además del bello castillo, nació el Mesonero Cándido en el año 1903. Un pequeño secreto que los pinceles de Lope Tablada sacaron a relucir para satisfacción del Mesonero… y de los comensales de todas las épocas que han admirado su obra.

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