Segovia, entre la nieve y el calor del cochinillo asado
El paso de sistemas frontales, con las consiguientes precipitaciones en forma de nieve, han sido la tónica del invierno de este año en la provincia de Segovia. Las copiosas nevadas apenas han dado tregua y eso que todavía queda bastante invierno por delante. Pero lo mejor de la nieve es la estampa blanca que ofrece la ciudad. ¡Segovia parece otra! Cubierta de blanco resulta más luminosa e incluso más silenciosa. Es obvio que la nieve sobre los tejados no es solo una imagen bella. La nieve trae consigo una serie de desventajas, como es la incomodidad de transitar por las calles y ciertos problemas para el tráfico rodado.
Durante estos días, el Mesón de Cándido ha recibido innumerables fotografías de Segovia cubierta por un manto blanco. Nos las envían nuestros clientes desde cualquier parte del mundo; lo hacen después de haber visitado Segovia. Hay fotografías desde todos los ángulos, aunque principalmente desde el Postigo del Consuelo y la misma Plaza del Azoguejo. En todos los casos aparece el Mesón de Cándido, bellamente enmarcado, entre el Acueducto y la Plaza, con sus soportales y arcos de entrada, y los amplios ventanales que dibujan un bello espacio interior de luces encendidas.
A pesar del frío, la nieve y las heladas del invierno segoviano, los cochinillos asados nunca se enfrían. Salen del horno siempre en su punto, después de que nuestros comensales hayan disfrutado de una buena sopa castellana o unos judiones de La Granja con oreja y pie de cerdo. ¿Puede haber un menú mejor para entrar en calor y dejar a un lado el abrigo y la bufanda?