“Si pudiera vivir nuevamente mi vida”… pensó Cándido
Seguramente esta reflexión rozó los pensamientos de Cándido, el Mesonero, en más de una ocasión. “Si pudiera vivir nuevamente mi vida…”. Así empieza, precisamente, un famosísimo poema atribuido –de forma errónea, por lo visto- a Jorge Luis Borges, que habla de la fugacidad de la vida y de las cosas que el protagonista cambiaría su tuviera la oportunidad de repetirla. Cándido, el Mesonero, decía así en sus Memorias: “Si pudiera volver a vivirla (la vida) tal cual, no lo dudaría ni un momento”. Con esta sentencia ponía punto y final al capítulo VII de su obra autobiográfica.
Toda una declaración de intenciones: “Yo, como el clásico, todavía estoy chorreando fuerza y salud por todos mis poros, amando la vida con gusto y con cachaza, sin atreverme a inquirir cuándo acabaré de deslizarme hacia mi mortandad”, escribía en el párrafo de cierre de este capítulo de sus Memorias. Y proseguía así: “Mi cabeza está erre que erre en sus risueños desenfados, sin pensar en asunto que le turbe sus alegres manías, porque a estas alturas de la vida, ya sé prescindir de los ingeniosos presumidos, estúpidos charlatanes que venden a buen precio su quincalla cotillera” (…). Desconfío prudentemente de tribunales de letrados y de las prescripciones de los médicos, que hoy aseguran una cosa y mañana la contraria, dejándole a uno malparada su natural anatomía”. Para terminar de este modo: “En fin, que voy viendo según la voluntad de Dios, y espero que Él me conceda algunos, muchos años más de estar con los míos, disfrutar de las pequeñas y grandes cosas de esta vida, por fortuna larga, como es mi caso”.