Un brindis por el cochinillo… ¡y por el año que vendrá!
Es frecuente que los comensales describan cómo viven la experiencia de comer cochinillo asado en el Mesón de Cándido. Todos los comentarios suelen tener el mismo denominador común, referido a un claro sentimiento de felicidad. Es la felicidad de comer un gran manjar. Las recientes cenas y comidas navideñas han permitido experimentar este acariciado estado de ánimo (hay quien dice que es una emoción) de forma muy frecuente. Las fechas son propicias, pues los sentimientos están a flor de piel y, además, la visita al restaurante se realiza a veces coincidiendo con un periodo vacacional, que multiplica la sensación de ocio y descanso.
Tenemos un nuevo año por delante. Apenas inaugurado, queremos celebrarlo y brindar por todo lo bueno que nos traerá. Lo hacemos con nuestros clientes: los que nos visitan y los que nos han ayudado a tejer la extraordinaria historia del Mesón de Cándido. Y también los que vendrán en el nuevo año, los que repetirán y los que vivirán esta maravillosa experiencia por primera vez. El cochinillo asado está recién hecho. La mesa, preparada. La botella de vino, a punto de ser descorchada.
La gran familia del Mesón de Cándido siempre está encantada de abrir las puertas del Mesón cada mañana, de estrechar la mano de los viejos amigos y conocer a los nuevos comensales. Todos formáis parte de nuestra casa… ese lugar que consigue proporcionar tanta felicidad gracias a los sabores de siempre y a un tipo de cocina que ya es patrimonio de todos.