Un mesón que siempre fue mesón
En el Mesón de Cándido siempre nos gusta recurrir a la bibliografía que nos dejó Cándido el Mesonero para conocer más a fondo la historia de nuestra casa. En el día hoy hemos querido viajar hasta los inicios de nuestra casa y, para ello, nos hemos parado a leer un capítulo del libro Yo, Cándido. Memorias del Mesonero Mayor de Castilla titulado Un mesón que siempre fue mesón.
En este capítulo, Cándido le cuenta a su nieto cómo comenzó la historia de nuestra casa, que comenzó su andadura allá por el siglo XV, en tiempos del rey Enrique IV de Castilla. Un mesón que, según las palabras del cronista oficial de Segovia Mariano Grau, “se alza bajo las milenarias piedras del acueducto romano, haciendo fachada al famoso Azoguejo. Durante siglos constituyó el lugar predilecto de viajeros, de muchedumbres, de personas de toda suerte que animaban de continuo al reciento del Zogue Chico allí establecido de antiguo”. ¿Cómo llegó Cándido a ser propietario de este mesón? En el año 1930, sobre la fachada de esta casa podía leerse: Casa de comidas. “Viuda del Duque Chato. Horno de asar”. Resulta que el Mesonero terminó contrayendo matrimonio con Patrocinio, la hija de la dueña del lugar, doña Micaela Casas. Algunos meses más tarde, Cándido decidió comprarle el mesón por un precio de veinte mil de las antiguas pesetas. Y hasta hoy…
La cantidad de historias que aprendemos gracias a lo que nos dejó escrito Cándido López. Por eso le estamos muy agradecidos. Por eso y por su legado, que nos ha llevado a convertirnos en un auténtico referente de la gastronomía en nuestro país. En el Mesón de Cándido brindamos por los inicios de nuestra casa.