Varias razones para visitar Segovia en invierno
Se nos ocurren varias razones para visitar Segovia en invierno. Por un lado, la ciudad ofrece una imagen particularmente encantadora, a veces oculta bajo el cielo plomizo, otras, resplandeciente gracias a los débiles rayos del sol, y otras muchas, cubierta bajo un manto blanco. Sus edificios más emblemáticos tienen una luz diferente, desde el Acueducto al Alcázar y la mismísima Catedral. En invierno, todas las panorámicas son posibles, pero particularmente nos quedamos con la de las chimeneas humeantes al atardecer, bajo la niebla, cuando el día languidece de forma prematura, a media tarde.
Sí, en invierno suele nevar en la capital de Segovia. Lejos de convertirse en un inconveniente, la nieve permite disfrutar de imágenes verdaderamente excepcionales. Monumentos, calles, plazas, jardines y edificios se tiñen de blanco, convirtiendo el paseo en un espectáculo visual inigualable.
Particularmente, el invierno es la época del año que más nos recuerda la primera época del Mesón de Cándido. Claro que entonces los inviernos eran mucho más duros y el turismo poco tenía que ver con el que hoy conocemos. Pero gracias a la decoración que se conserva en el Mesón, parece que un arriero pudiera entrar por la puerta en cualquier momento, aterido de frío, pidiendo al Mesonero un plato caliente de caldo para templar su estómago. ¡Aquellos inviernos sí que eran duros!