Segovia es la ciudad del Acueducto, aquí permanece la huella de Antonio Machado y grandes hechos históricos sucedieron tras los muros de sus principales monumentos, como el famoso Alcázar. Sabemos que cualquiera de los argumentos anteriores puede ser un reclamo para visitar nuestra ciudad, de igual modo que muchos turistas anteponen una visita al Mesón de Cándido… y dejan para después todo lo demás. Para unos y otros, hoy os dejamos cinco pistas diferentes para perderse en la ciudad de Segovia. Todas están muy cerca del Mesón, pero no siempre reparamos en ellas. Son lugares desconocido y, a veces, injustamente ignorados.
La iglesia de los Santos Justo y Pastor. Esta iglesia es una joya del arte románico. Los frescos del interior son una maravilla y, en su interior, se guarda la imagen del Cristo de los Gascones, una curiosa talla del siglo XII con brazos articulados.
La Casa de los del Río. Forma parte de la ruta de los patios visitables de nuestra ciudad. Se encuentra en la Calle Juan Bravo nº 31, junto a la Casa de los Picos. Todo es hermoso en ella, desde su arco románico a la hiedra o el brocal del pozo. Su visita sugiere paz y recogimiento.
El Postigo del Consuelo. Este lugar se encuentra frente al Mesón de Cándido y, desde él, se obtiene la más bella panorámica de nuestra casa y una de las mejores del Acueducto. Para llegar a lo alto hay que subir una ligera cuesta, pero merece la pena el esfuerzo.
Jardín de los Zuloaga, conocido por los segovianos como ‘Los Zuloagas’. Es sorprendente encontrar un ‘jardín contemporáneo’ –algunos lo definen así- en el casco histórico de Segovia. Está junto a la iglesia de San Juan de los Caballeros. Como el resto de las pistas, es una ‘joya escondida’.
La Loba Capitolina. La original está en los Museos Capitolinos de Roma, esta solo es una copia. Se trata de una reproducción de la célebre estatua, obsequiada por la ciudad de Roma con motivo del bimilenario del Acueducto (1947). Está justo detrás del Acueducto.