Cándido le contemplaba cada tarde. Un hombre triste y desaliñado que tomaba café mientras escribía. Era Antonio machado…

“A la tertulia llegó un buen día un hombre desaliñado, mal vestido, con aspecto de pobre hombre, muy poco hablador, nunca exaltado y distraído a más no poder”. En sus Memorias, así recordaba Cándido, el Mesonero, a aquel catedrático de instituto que frecuentaba el hoy desaparecido ‘Gran Café-Restaurante de la Unión’ en los años 20 del siglo pasado. Este emblemático local segoviano, donde Cándido trabajaría durante quince años, reunía cada día a los intelectuales de la ciudad en torno a un café y amenas conversaciones. Con don Antonio Machado –recordaba Cándido– “la tertulia adquirió su máximo esplendor y su más numerosa concurrencia”. Para luego describirle de la siguiente manera: “Solo, siempre sin una queja ni un mal gesto, distraído, un poco triste. Pedía el café y se ensimismaba, pensando o escribiendo en la mesa de mármol”.

 

La huella de Antonio Machado en Segovia permanece inalterable a pesar del paso del tiempo. Por eso, desde el Mesón de Cándido nos sumamos a la efeméride del 75 aniversario de su muerte, recordando el paso del ilustre poeta y escritor por la ciudad del Acueducto. Antonio Machado llegó a Segovia en 1919 para ocupar la Cátedra de Francés en el Instituto de Bachillerato de la ciudad. Se alojó en la humilde pensión de Luisa Torrego, situada en la Calle de los Desamparados, muy cerca de la Catedral. Aquí permanecería durante doce años.

Fotografía de la calle Real de Segovia en los años diez de este siglo. En la acera de la izquierda se encontraba el «Café de la Unión» donde Cándido trabajó durante muchos años y donde conoció a Machado.

 

La pensión de Luisa Torrego hace años que se convirtió en museo: la Casa-Museo de Antonio Machado, hoy propiedad de Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. Visitar este lugar es hacer un viaje en el tiempo, pues se conservan objetos personales del poeta (fotografías, correspondencia…), una pequeña biblioteca, el dormitorio original, la mesa donde escribía e incluso la estufa de petróleo que encendía para calentarse. En esta casa escribió Machado algunas obras de teatro, como ‘Las Adelfas’ o ‘La Lola se va a los puertos’. Una etapa, la segoviana, muy fructífera en materia literaria. Hoy, el museo es un lugar de peregrinación para los estudiosos de la obra y la figura machadiana, aunque es muy frecuentado también por turistas de todo tipo. Sin duda, la Casa-Museo Antonio Machado de Segovia merece una visita.

Fotografía de la estancia en la que vivió Machado mientras residió en Segovia