El asado del cochinillo es un ritual que se repite a diario en el Mesón de Cándido. Cazuela de barro, cochinillo, horno… y poco más. El resultado ofrece uno de los bocados más espléndidos de la cocina tradicional de Segovia. Consciente de la importancia del recipiente que utilizamos desde siempre para el asado, el Mesón de Cándido presentó hace unos días el Proyecto Cocho, que revisa el diseño de la tradicional cazuela y el perol del caldo que se utilizan para asar y servir el cochinillo ante los comensales. Cocho lleva el sello de un diseño moderno, pero respetando la tradición alfarera: mismos materiales y acabados, pero jugando con las formas y la funcionalidad. Es decir, los nuevos utensilios ofrecen una mayor ligereza, favorecen la cocción del cochinillo ‘cerrado’ y optimizan el espacio del horno, gracias al diseño de la cazuela, en forma de ocho, que se adapta como un guante a la silueta del cochinillo.
Detrás del Proyecto Cocho está la labor del Estudio Disolvente, un estudio de diseño madrileño formado por los jóvenes diseñadores Pilar Acón y Javier Arregui, especializados en el diseño de productos con identidad propia. Por otro lado, la confección de las piezas es obra de del alfarero Juan Carlos Martín, artesano de la localidad segoviana de Fresno de Cantespino, que ha modelado cada utensilio con gran maestría. El característico suelo rojizo de su pueblo, rico por su alto contenido en hierro, provee de una materia prima de gran calidad. La elaboración de las piezas es completamente artesanal, consiguiendo un resultado duradero y funcional, manteniendo la armonía de las formas. Sin duda, el Proyecto Cocho ha conseguido lo más difícil: que el diseño y la artesanía se impliquen con la tradición gastronómica, siempre al servicio del comensal del siglo XXI. ¿Quiere comprobarlo? Siéntese a la mesa y lo verá.