Conejo al ajillo

En el día de hoy, desde Mesón Cándido, os traemos una elaboración sencilla con la que todos los invitados a sentarse en la mesa podrán disfrutar de un plato saciante y sabroso: el conejo al ajillo.

Antes que nada, los ingredientes:

  • Conejo, vino blanco, coñac (opcional), tomillo (se puede sustituir por romero o la especia que más te guste para acompañar al conejo), aceite, pimienta blanca molida, sal y dientes de ajo picados y enteros.

Tras salpimentar el conejo, lo primero es echar un chorro de aceite para dorar los dientes de ajo y que lo impregnen con su aroma. Si pusiésemos los ajos picados en este punto, acabarían por quemarse al final de la receta.

Es importante no pasarse con la cantidad de aceite ya que no queremos un exceso de grasa y el conejo soltará la suya poco a poco.

Acto seguido, incorporamos el conejo para que se vaya dorando. En este paso, si vemos que el ajo puede quemarse, los retiraremos para luego volver a incorporarlos junto a los líquidos.

Cuando los dientes hayan cogido un buen color dorado, se añade el ajo picado. Cuando este también esté sofrito o a punto de hacerlo, añadimos el tomillo y nuestro coñac. Este último recogerá todos los jugos que han caramelizado y ha ido soltando el conejo, potenciando su sabor.

Antes de tapar, añadimos el vino blanco y dejamos reducir. Si el vino se evapora por completo, el plato quedará bastante seco. Por lo que hay que tener cuidado de no dejar reducir en exceso, además de que los ajos podrán quemarse y la grasa se sobreponga a la preparación.

Dejamos la tapa entreabierta para que el proceso de evaporación continúe y cuando el vino desaparezca, el conejo estará listo tras 1 hora aproximadamente.

Una receta muy versátil, fácil y que es perfecta para servir ante los invitados que llegan a comer o cenar a tu casa. ¡No hay excusa para no mancharse las manos con el Mesón de Cándido! Y si necesitas más ayuda, tienes la receta completa en nuestro canal:

https://www.youtube.com/watch?v=x9T0paOwGPs