Un recorrido por el Mesón de Cándido de los años 70

Hoy queremos mirar hacia atrás para disfrutar de la historia de Mesón de Cándido, que se pierde en el pasado y que hoy queremos traer al presente. Y para ello vamos a recorrer las páginas de Yo, Cándido. Memorias del mesonero mayor de Castilla.
“El año setenta, Cándido, iba a ser uno de los más moviditos para mí, tanto en viajes como en homenajes, condecoraciones, acontecimientos de todo tipo. Como todos los años fui a Barcelona con motivo de unas jornadas gastronómicas en las que intervinieron en la ‘Chaine des Rotisseurs’ junto con los vinos de Villafranca del Penedés, protagonistas también de este acontecimiento…Siempre que voy a Barcelona, querido Cándido, no dejo nunca de pasear por las Ramblas, pues me gusta mucho. Para ese menester llevo en la maleta un mono azul, de esos de faena, ya un poco viejo, que me pongo cada vez que hago incursiones por ahí, y pasar así más inadvertido. Por la noche, me cambio, me quito el traje, la corbata, el reloj, todas esas cosas, y con el mono puesto y la boina en la cabeza, me lanzo a la calle, no sin antes advertir al portero del hotel que se fije bien en mí y en el atuendo que llevo, no sea que después al volver no me deje entrar”.
En esos paseos por Barcelona, Cándido descubría el corazón de la ciudad y adivinaba, como gran visionario que fue, el destino próximo de la hostelería. Y también encontró decenas de anécdotas. “Pero en una de esas noches, habían relevado al portero y no había manera de que me dejara entrar. Con las pintas que llevaba y sin la documentación, pues te puedes imaginar el lío que se armó”.
Hasta aquí la anécdota de hoy. Sigue nuestro blog, porque seguiremos contándote muchas más.