Cándido y Gil (el de El Virrey) de tú a tú

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En alguna ocasión hemos recordado aquí la importancia del desarrollo del turismo como una pieza fundamental de nuestra economía. Y cómo Cándido, el genial Mesonero, se anticipó a los tiempos convirtiendo su casa en un lugar de peregrinación para turistas y visitantes de todo el mundo hace más de medio siglo. Si Cándido fue el artífice de tantas cosas importantes para la imagen y el turismo segoviano, no lo es menos otro gran personaje de la gastronomía de Castilla y León, como es Gil Martínez Soto, para Soria. Hoy nos detenemos en la figura de este hostelero soriano (natural de Aranda de Duero, para ser precisos) por varias razones, aunque la primera de ellas tiene que ver con la admiración que profesamos por su trayectoria profesional. Merecido fue el Premio Cándido Mesonero Mayor de Castilla a la Promoción de Castilla y León, que le fue concedido en el año 2009, pero no mucho menos los que ya han recibido Gil, su familia y su restaurante Virrey Palafox: el Premio Alimentos de España, concedido por el Ministerio de Agricultura; la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (a Gil Martínez Soto por el Ministerio de Trabajo); y el Premio a la Empresa Destacada por su Seguridad Alimentaria, concedida por la Federación Nacional de Hostelería.

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Al margen de los reconocimientos, en Gil Martínez Soto se repiten las claves del éxito que en esta casa tanto valoramos: esfuerzo, imaginación, promoción de su tierra y defensa de los productos. Gil es otro pionero del turismo gastronómico y nadie puede poner en duda el éxito de sus Jornadas Ritogastronómicas de El Burgo de Osma, que todos los años reúnen a miles de comensales en torno a los productos del cerdo en el soriano Virrey Palafox. En el año 2000, cuando Gil celebró el 25 aniversario de sus Jornadas, más de 17.000 comensales pasaron por su casa durante los fines de semana de febrero a marzo. La cifra aumenta progresivamente cada año.

 Como el Mesón de Cándido en Segovia, el restaurante Virrey Palafox de El Burgo de Osma (Soria) es un fenómeno gastronómico y turístico de primer orden. Gil Martínez Soto representa los valores de la gastronomía tradicional de Castilla y León como pocos y es un hostelero que ha empezado en el oficio desde abajo. Lejos queda aquella fría mañana del mes de enero de 1974, cuando Gil y su familia decidieron recrear la matanza tradicional del cerdo a la puerta del Virrey. Aquel primer grupo de amigos que les acompañaban se ha multiplicado. Hoy se cuentan por millones y fue tal el impacto social de aquella convocatoria, que desde entonces cientos de autocares repletos de comensales se acercan a su casa para disfrutar de un evento gastronómico de primer orden en la gastronomía de invierno. Personalidades de la cultura, el deporte, el espectáculo y la política han ejercido de pregoneros, mezclados con turistas, matarifes, carniceros y todo tipo de invitados. La fiesta está declarada de Interés Turístico de Castilla y León. Y, por si fuera escasa la comanda, tomado como ‘aperitivo’ o ‘postre’ es imprescindible la visita al Museo del Cerdo, impulsado por Gil y su familia, cuajado de miles de figuritas, piezas de cartelería y todo tipo de objetos relacionados con el cerdo, recopilados por Gil Martínez Soto en sus viajes por el mundo. Nuestro aplauso a otro pionero, incombustible y de personalidad arrolladora, nuestro buen amigo Gil Martínez Soto, que ahora disfruta de un merecido descanso.

 

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