Coca: patria de Teodosio, cuna de Cándido

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Solo 50 kilómetros separan Coca de la ciudad de Segovia. En este lugar nació Cándido, el Mesonero, el 1 de diciembre de 1903. Siempre que tenía oportunidad, ‘el de Coca’ –con este sobrenombre también era conocido – hacía gala de su origen. Por eso, en no pocas ocasiones, la villa segoviana devolvía su agradecimiento al Mesonero en forma de títulos, condecoraciones y calles con su nombre. Cándido recibió en vida la Medalla de la Villa. “El emperador Teodosio y yo somos paisanos de Coca”, solía informar el Mesonero a cualquier desconocedor de esta curiosidad histórica. “Así como Teodosio el Grande, que era segoviano, retuvo el Imperio salvando por un tiempo a Roma, así también este perínclito Cándido ha impedido que se perdiese la Castilla de la hospitalidad hidalga y espléndida”, escribía Federico García Sanchiz en el mismísimo Mesón haciendo gala de su letra y su palabra.

 

La villa de Coca siempre merece una visita. Cándido, que lo hacía con frecuencia, aconsejaba siempre recorrer algunos de sus tesoros escondidos. El Castillo de Coca, no precisamente por permanecer oculto, es uno de sus principales atractivos. Compite en belleza con otras fortalezas de la provincia, empezando por el Alcázar de Segovia y siguiendo con los no menos extraordinarios castillos de Cuéllar, Turégano, Pedraza o Castilnovo, todos ellos situados en nuestra provincia. El de Coca se puede visitar por una (casi) simbólica entrada y, si aceptan nuestro consejo, no se pierdan las excelentes vistas de la Tierra de Pinares desde el mirador. Lo dicho: Coca, patria de Teodosio y cuna de Cándido, bien merece una visita, al menos, una vez en la vida.

(En la foto, Cándido de niño en Coca)

 

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