De cómo la Cofradía de los Doce Apóstoles nombró a Cándido Mesonero Mayor de Castilla
Para el genial Cándido López, el título de Mesonero Mayor de Castilla era el más querido de todos. Su Majestad, el rey Juan Carlos, refrendó el título coincidiendo con su 80 cumpleaños. Pero tan honorífica distinción tiene una curiosa historia detrás y una fecha: el año 1949 cuando, por primera vez, en el Mesón segoviano alguien alza la voz y nombra a Cándido Mesonero Mayor de Castilla. El autor de esta peculiar condecoración era un miembro de la denominada Cofradía de los Doce Apóstoles, un grupo de intelectuales y periodistas capitaneados por el político segoviano Francisco Guillén Salaya y secundado por otros once cofrades: Francisco Casares, Emilio Romero, Luca de Tena, Escobar, Ferreira, Aparicio, Pedro Chicote, Luis Cano Lozano, Bustillo, Pozuelo y Félix Valencia. Se reunían una vez al mes en un restaurante y, una vez al año, el Mesón de Cándido les recibía. A los postres de cada banquete, los cofrades ofrecían brillantes intervenciones, convirtiendo el Mesón en un pequeño congreso de oratoria. El éxito de la cofradía era tal, que recibía numerosas peticiones de ingreso. Por eso no quedó más remedio que admitir a nuevos miembros: empezaron con doce legos, doce postulantes y doce acólitos.
Cuando llegaba la Cofradía, el Mesón se adornaba con sus mejores galas: gaita, tamboril, mozas a la entrada y el Mesonero a la puerta para recibir a la comitiva. Aquel mes de julio de 1949, al terminar la copiosa comida, uno de los ‘apóstoles’ levantó la voz y dijo, de forma solemne: “¡Propongo que Cándido sea nombrado Mesonero Mayor de Castilla!”. La proposición fue secundada con un sonoro aplauso por parte de todos y la sorpresa del Mesonero que, de inmediato, aceptó el título. Esta es la pequeña historia que se esconde detrás del título Mesonero Mayor de Castilla que, enmarcado y un lugar destacado del Mesón, luce desde hace muchos años colgado como uno de nuestros grandes tesoros.