El triángulo cárnico segoviano

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Segovia es conocida en el mundo entero por su Acueducto, su peso histórico y su cochinillo asado, santo y seña de su cocina. Pero toda la provincia ha contribuido a dimensionar el significado de Segovia. Una arquitectura serrana muy bien conservada, una Tierra de Pinares convertida en el pulmón verde de los alrededores de Cuéllar y unos espléndidos paisajes en las sierras de Guadarrama y Navacerrada. Sus lechazos, sus carnes y su huerta –tan vinculada a El Carracillo- contribuyen a la definición y consolidación de las señas de identidad de Segovia.

Pero hay una parte de la provincia considerada el ‘triángulo cárnico segoviano’… por tres motivos también: por la importancia de su industria chacinera y jamonera; por lo exótico de algunas de sus producciones, como la de los jamones de cerdo húngaro mangalica; y por las carnes de buey, focalizadas en la localidad de Carbonero el Mayor, con 25 años de historia en la gastronomía segoviana. Todo ello, tutelado por una Indicación Geográfica Protegida (IGP), una figura de calidad que ampara al Chorizo de Cantimpalos, de tradición secular y elaborado de forma tradicional por los industriales cárnicos inscritos en el sello. Jamón de Segovia, carne roja de buey y chorizo de Cantimpalos cierran el triángulo cárnico de Segovia.

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